Posterior a la crisis del virus ISA, en el 2007, en Chile, la industria del salmón le solicitó al Estado regulaciones sanitarias estrictas de tal forma evitar una nueva crisis...
Posterior a la crisis del virus ISA, en el 2007, en Chile, la industria del salmón le solicitó al Estado regulaciones sanitarias estrictas de tal forma evitar una nueva crisis sanitaria, considerando el severo efecto económico y social generado, lo que causó una pérdida dealrededor de 25.000 puestos de trabajo. A partir de esa fecha se implementaron una serie de regulaciones cuyo objetivo fue mitigar los riesgos de introducción de patógenos y la diseminación de éstos, destacándose el Programa Sanitario Específico de Vigilancia y Control de la Anemia Infecciosa del Salmón (PSEVC-ISA), implementado en noviembre del 2009, en el que se establecen los procedimientos y programas de muestreo en las diferentes etapas de cultivo de los salmónidos cultivados en Chile, categorizando los centros y sitios de cultivos en zona infectada; zona en vigilanciay zona libre, basado en las recomendaciones de la Oficina Internacional de Epizootias (OIE).
Sindiscusión, las medidas de bioseguridad altamente efectivas,implementadas para el control de los brotes del virus ISA, fueron la desinfección delos efluentes y del agua sangre, previo a su eliminación al mar, generados por los centros de matanza y plantas de proceso; el manejo y disposición de la mortalidad, la cual hoy es ensilada para desnaturalizar a los patógenos; la prohibición del transporte de peces enfermos, sin las medidas de bioseguridad adecuadas; y, la implementación de períodos de descanso para cortar los ciclos de vida de los patógenos. Esta última medida es altamente eficaz si se incorpora a loscentros vecinos que comparten una misma masa de agua.Lamentablemente, a la fecha,aún se sigue con la zonificación por barrios (ACS) implementadas en el 2011 para los centros de cultivos emplazados en el mar (D.S. Nº56), los que concentran un gran número de centros de cultivos y una alta carga de peces, lo queha impedido que los períodos de descanso logren la efectividad esperada en términos sanitarios.
Todasestas medidas instauradas, junto a los procesos de desinfección de equipamiento, redes, balsas jaulas, embarcaciones y personal, para evitar la diseminación de patógenos, sumado a las certificaciones sanitarias de movimiento de peces desde pisciculturas a los centros de cultivos en lagos y mar, certificados de cosecha, certificados de mortalidad, entre otros, han contribuido a incrementar los costos de producción de las empresas productoras. Así, a ocho años de las crisis, los productores le piden nuevamente al Estado un cambio en las regulaciones, atribuyendo los altos costos de producción a los costos generados por las regulaciones post-ISA, impuestas por el Estado, lo que ha generado pérdida de la competitividad frente a Noruega, su principal competidor, cuyos costos de producción, por kilo de salmón cosechado, son un dólar más bajo, país que además promueve la venta del salmón argumentando el no uso de antibióticos en el proceso productivo, lo que tiene un efecto importante sobre los consumidores, los que están dispuestos a pagarmás por un producto biosustentable.
La verdad es que con las regulaciones implementadasen Chile sólo se logró mantener bajo control al virus ISA, reportándose, después del 2009, escasos brotes del virus en algunos centros de cultivos puntuales, en los que probablemente la situación ambiental y productiva no favorecía el bienestar de los peces, lo que desencadenó su presencia. No ha ocurrido lo mismo con la Piscirickettsiasalmonis y con el parásito Caligusrogercresseyi, ambos patógenos considerados los de mayor impacto económico para la industria salmonera nacional, presentes durante todo el ciclo de producción en el mar, y responsables de los volúmenes de medicamentos usados para su control, lo que ha contribuido a elevar los costos de producciónen una fracción importante, principalmente después de la implementación de los programas sanitarios específicos de vigilancia y control,implementados por Sernapesca para las dos enfermedades (PSEVC-Caligidosis y PSEVC-Piscirickettsiosis), en los cuales se señala que los centros identificados como CAD (centros de alta diseminación) deben presentar, en un plazo máximo de 48 horas, un plan de acción que incorpore las medidas a implementar por el centro para reducir la diseminación del patógeno en cuestión (Res Ex. Nº13/2015; Res. Ex. 3174/2012). Medidas que, por lo general, están basadas en la aplicación de tratamientos.
Las estrictas medidas y protocolos de bioseguridad implementadas en los centros de cultivos, se han basadoprincipalmente en la permanente desinfección de todo lo que entra en contacto con el agua y con los peces, además de la exigencia del uso de cubiertas plásticasy vestimenta, proporcionada por cada centro de cultivo,lo que también ha contribuido a incrementar los costos de producción. Pero esto no detiene al Cáligus y tampoco a los virus y bacterias que se dispersan en el agua de mar y no a través de las personas.El excesivo uso de desinfectantes, el cual no ha sido cuantificado hasta ahora, inevitablemente va al mar y entra en contacto con los peces enjaulados, y aún cuando sereconoce que no tiene un efecto significativo en el control de los patógenos, se siguen estrictamente los protocolos instaurados como una medida efectiva para evitar la presencia del virus ISA.
Lo cierto es que hoy existe una alta preocupación, por parte de todos los actores,ante esta crisis silenciosa que está hoy afectando a la industria del salmón, principalmente porquesesabe que una nueva caída en la producción de salmónidos afectará negativamente alempleo y a las empresas que forman parte de su encadenamiento productivo (servicios y proveedores). Frente a este escenario, esaltamente recomendable hacer una revisión de las medidas de bioseguridad implementadas porSernapesca, así como también delas medidas adicionales implementadas voluntariamente por la propia industria, de tal forma eliminarlas que no aportan a mantener a los patógenos bajo control, y redefinir la actual política de producción por parte de las empresas, poniendo foco en las buenas prácticas de producción, sustentabilidad ambiental y bienestar animal.
Sandra Bravo, Instituto de Acuicultura, Universidad Austral de Chile
Revista Mundo Acuícola
Edición 106
Diciembre de 2015