Comisión Europea lanzó directrices para dar el impulso definitivo a una actividad con un gran potencial para generar riqueza, reforzar la seguridad y soberanía alimentaria, y avanzar hacia ese sistema...
Comisión Europea lanzó directrices para dar el impulso definitivo a una actividad con un gran potencial para generar riqueza, reforzar la seguridad y soberanía alimentaria, y avanzar hacia ese sistema de producción de alimentos sostenible y neutro en carbono.
La acuicultura en el mundo crece a un ritmo endiablado. Por encima de cualquier otra forma de producción de proteína animal. A un ritmo medio del 2,5 % anual en las últimas tres décadas, según cifras ofrecidas por la patronal española Apromar en su último informe.
Pero ese incremento no es regular. Europa se queda rezagada. Observa impotente cómo regiones y países le pasan por delante, a pesar de todo el empeño que ha depositado durante años en hacer despegar este sector. Esfuerzos titánicos que han acabado en un pírrico aumento del 3% en un decenio, de acuerdo con los datos que la socialista Clara Aguilera ofreció la semana pasada semana en la Comisión de Pesca de la Eurocámara.
Aguilera es la ponente del informe sobre las directrices que acaba de lanzar la Comisión Europea para dar el impulso definitivo a una actividad con un gran potencial para generar riqueza, reforzar la seguridad y soberanía alimentaria, y avanzar hacia ese sistema de producción de alimentos sostenible y neutro en carbono que persigue Europa con su Pacto Verde y su estrategia De la Granja a la Mesa. Un documento que arrancó elogios de los demás eurodiputados, algunos de los cuales aún tenían presente el que se hizo hace 4 años para lo mismo: potenciar la acuicultura en la UE.
Europa se ha dado una nueva oportunidad en ese sentido. Y ha elegido la senda de lo ecológico y sostenible en esta nueva tentativa. La pista de despegue se ha preparado añadiendo la A de acuicultura al Fondo Europeo Marítimo y de Pesca (de FEMP a FEMPA).
Fondos que se complementan con las directrices estratégicas para una acuicultura de la UE más sostenible y competitiva para el período 2021-2030, que pone deberes en forma de recomendaciones tanto al Ejecutivo comunitario, como a los Estados miembros, de paso, y al Consejo Consultivo de Acuicultura. Consejos que podría dar desde ese mecanismo de asistencia para la acuicultura de la UE que plantea crear y que serviría como una herramienta para ayudar a la Comisión, a los socios y al sector a adoptar buenas prácticas para enfilar bien la pista de despegue del sector.