
La Autoridad de Seguridad Alimentaria de Noruega (Mattilsynet) publicó los resultados de su monitoreo anual de alimento para peces y materias primas. El trabajo fue realizado junto al Instituto de Investigaciones Marinas (HI) de Noruega, que analizó muestras de fábricas noruegas para detectar sustancias no deseadas, bacterias, aditivos y nutrientes.
El estudio de este año incluyó por primera vez los llamados contaminantes emergentes, entre ellos retardantes de llama bromados y naftalenos clorados, presentes en el ambiente y con posible llegada a la cadena alimentaria. Según la investigadora del HI, Anne-Katrine Lundebye, “lo nuevo este año es que hemos incluido sustancias no deseadas que no habían sido analizadas antes en este programa de vigilancia, los llamados contaminantes emergentes”.
La especialista explicó que solo se detectó una sustancia en niveles medibles: el tribromanisol, derivado de la degradación del tribromfenol. Actualmente no existe un límite máximo para este compuesto en el alimento para peces. “La Autoridad Europea de Seguridad Alimentaria (EFSA) está solicitando más datos sobre bromofenoles y naftalenos clorados en alimentos y piensos. Nuestros datos pueden contribuir a futuros procesos de evaluación de riesgo”, señaló Lundebye.
Presencia de metales
El monitoreo también evaluó metales como arsénico, mercurio y cadmio en alimento para salmónidos en distintas fases de cultivo. Los niveles fueron inferiores a los límites establecidos, aunque resultaron más altos en el alimento inicial que en el de smolt o engorda. Según Lundebye, esto se explica porque las dietas tempranas contienen más ingredientes marinos, donde estos metales suelen estar presentes en mayor proporción que en materias primas vegetales.
El estudio aplicó un método más sensible para detectar compuestos perfluorados y polifluorados (PFAS), contaminantes persistentes en el ambiente. Se analizaron 99 muestras de alimento para peces y se identificó la presencia de FOSA en 73 % de los piensos iniciales, 54 % de los de smolt y 27 % de los de engorda.
La harina de pescado fue el ingrediente con más compuestos fluorados, con FOSA detectado en 88 % de las muestras. En contraste, no se encontraron PFAS en harina de insectos, aceites de insectos y algas, harina de krill ni levadura, y solo en pocos casos en harinas vegetales. Actualmente existen límites para PFAS en alimentos, incluido el pescado, pero no en piensos ni en sus ingredientes.
Las pruebas también revelaron trazas de pesticidas como cipermetrina y deltametrina, con los niveles más altos en gluten de trigo. Asimismo, el insecticida clorpirifós se detectó en todas las muestras, aunque en concentraciones bajas. A pesar de que este producto ya no está autorizado en la Unión Europea, puede seguir presente por su uso histórico.
En cuanto a aditivos, a diferencia de años anteriores no se encontraron restos de etoxiquina, un compuesto antes utilizado para prevenir explosiones de la harina de pescado durante transporte marítimo y que ya fue retirado del mercado.
Referencia
Anne-Katrine Lundebye m.fl.: «Monitoring programme for fish feed. Annual report for samples collected in 2024». Informe del Instituto de Investigaciones Marinas 2025-47.



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