Mundoacuicola

Revista de Acuicultura.

Bibliotecas de Concepción reciben el libro “La Historia de mi Vida” de Hugo Arancibia Zamorano

La obra recopila el legado de un defensor clave de los pescadores artesanales del Biobío y ya está disponible para lectura pública.

Boris Márquez Ochoa, director de Bibliotecas de la Municipalidad de Concepción, recibió con entusiasmo 15 ejemplares de este valioso testimonio. En un emotivo encuentro, lo acompañaron la señora Margarita Chandia, esposa de don Hugo, y sus hijos, Cristian y Richard.

Boris Márquez resaltó la relevancia de la publicación:
«Todos conocemos parte de su trayectoria, la hemos visto reflejada en nuestra prensa local, y hoy la tenemos escrita por su puño y letra. Queremos que este libro inspire, mostrando una vida dedicada a una actividad plasmada en miles de crónicas. Permita a nuestros visitantes descubrir, aquí y en nuestras sucursales, a un hombre que jugó un rol crucial en las políticas pesqueras y cuyo trabajo ha sido reconocido internacionalmente.»

Para Margarita Chandia, esposa de don Hugo, este libro es motivo de inmenso orgullo:
«Hugo dedicó su vida a la lucha por los pescadores artesanales. Él sabía que a ‘sus viejos’ había que organizarlos para que se les respetara, porque ser pescador es un trabajo digno, no solo miseria como antes. Puso su granito de arena para dignificar al pescador como persona y ayudó a mucha gente a salir del alcoholismo y a preocuparse por su familia. Fue un trabajo que hizo muy bien. ¡Hoy todas las familias pescadoras se preocupan por el bienestar de sus hijos!»

Cristian Arancibia, quien hoy preside Ferepa Biobío, agregó:
«Don Hugo nos dejó esta memoria para que las nuevas generaciones sepan que, con esfuerzo, trabajo y decisión, se puede construir región. Se puede asociar a las personas para que, en sus distintas áreas, logren una mejor vida, unidos.»

Márquez Ochoa concluyó con una reflexión sobre el valor de la palabra impresa:
«Don Hugo, al igual que otros que han compartido sus memorias, nos ha entregado lo mejor de sí, no solo con el testimonio de sus obras que trascienden su existencia, sino ahora con letras de molde. Lo impreso resiste 500 años; lo digital, aún no lo sabemos. Pero lo que está en papel permanece en el corazón de la Región del Biobío y en la literatura, guardando nuestra historia local y regional.»