En este marco, el objetivo de los investigadores fue dar respuesta a cómo estos eventos, afectan la microbiota de los ostiones, crucial para evaluar la salud. “La microbiota asociada a organismos vertebrados e invertebrados puede beneficiar al animal mejorando la utilización de nutrientes, tolerancia ambiental y resistencia a patógenos”, comenta la especialista.

Los tipos de bacterias que se encontraron

“Hicimos asociaciones entre la intensificación de los eventos de surgencia y los cambios generados en la microbiota. Encontramos resultados interesantes: durante los eventos de surgencia intensos, observamos un aumento en la cantidad de bacterias en la hemolinfa del ostión, equivalente a la sangre en los humanos. Los ostiones albergan una microbiota diversa en todos sus tejidos, con variaciones notables en su respuesta a los cambios ambientales”, comenta la Dra. González

De acuerdo a la investigadora, se identificaron muchas bacterias asociadas con la utilización de nutrientes específicos, lo cual es lógico, porque los eventos de surgencia generan un aumento de nutrientes en el agua. “Pero también encontramos muchos microorganismos patógenos”, agrega.

Por un lado, se identificaron bacterias beneficiosas como Colwellia, que pueden aportar ventajas nutricionales. Sin embargo, también se observó un preocupante aumento de bacterias patógenas, como Francisella halioticida, Vibrio y Photobacterium. Además, se detectaron signos de daño en los tejidos del ostión, incluyendo infiltración hemocítica (acumulación temporal de hemocitos, las células de defensa de los ostiones, en respuesta inicial a infecciones o lesiones) y lesiones granulomatosas (estructuras organizadas formadas por hemocitos para aislar y contener cuerpos extraños).

La científica señala que “se han identificado algunos microorganismos conocidos normalmente como patógenos oportunistas de bivalvos, como Vibrio, pero también hemos encontrado patógenos que no están descritos en esta especie. Esto es muy interesante porque son patógenos que están emergiendo en los cultivos de otros moluscos a nivel mundial y no sabíamos que estaban presentes también aquí en esta especie de ostión».

“Es crucial registrar la presencia de estos microorganismos, que emergen en ciertos períodos, especialmente durante surgencias intensas, para gestionarlos adecuadamente en el futuro”, explica.

Este trabajo fue apoyado por la Agencia Nacional de Investigación y Desarrollo (ANID) a través un proyecto FONDECYT Postdoctoral #3220568. Este estudio permite reconocer los desafíos actuales en cuanto a la gestión del recurso ostionero, así como permite encaminar esfuerzos hacia la adaptación frente a un clima cambiante.

El Consorcio CEAZA está integrado por el Gobierno Regional, Universidad de la Serena (ULS), Universidad Católica del Norte (UCN), el Instituto de Investigaciones Agropecuarias (INIA) y el Centro de Estudios Avanzados en Zonas Áridas (CEAZA).