
Un nuevo estudio desarrollado por el Centro de Biotecnología Traslacional (CBT) de SOFOFA Hub sobre el “Ecosistema Biotecnológico Nacional”, identificó un total de 449 actores vinculados a la biotecnología en Chile, entre instituciones de conocimiento, comercialización, financiamiento y asociaciones gremiales. De ellos, 250 están en la región Metropolitana, seguidos por Biobío (39), Valparaíso (31) y Los Lagos (28).
Al analizar la composición institucional, el 31% de estos actores (77) corresponde al sector público. Sin embargo, cuando el análisis se focaliza en regiones, el peso del sector público supera en promedio el 40%, muy por encima del 23% registrado en la RM, lo que evidencia un fuerte rol estatal en la configuración de los territorios.
“Desde el CBT estamos impulsando un ecosistema biotech donde la ciencia y la industria trabajen de manera articulada. La experiencia demuestra que la biotecnología progresa cuando el sector privado y los diferentes actores del ecosistema aportan su visión y capacidades, incluso en regiones con menor apoyo público. Nuestro desafío es fortalecer esas redes para que la innovación llegue y transforme el territorio”, dijo la directora ejecutiva del CBT, María Paz Merino.
Los Lagos y Biobío
En ese contexto, Los Lagos y Biobío han logrado una consolidación más robusta del ecosistema, mientras que Valparaíso se proyecta como un polo emergente.
“La biotecnología no es un sector aislado, sino una herramienta transversal capaz de sofisticar sectores como la acuicultura, la agricultura, la industria forestal o el tratamiento de residuos. Cuando estas capacidades dialogan con las necesidades productivas de los territorios, se activan dinámicas de innovación que generan valor real”, indicó Merino.
En Los Lagos, por ejemplo, pese a su menor población, se han configurado ecosistemas activos y especializados, posicionando a la zona como referente en acuicultura. Por su parte, Biobío destaca por su tradición industrial, la presencia de universidades y su vinculación con los sectores forestal y manufacturero, lo que la consolida como un polo estratégico del centro-sur del país y con alto potencial de articulación interregional.
Motores de desarrollo
Otro de los aspectos que releva el estudio es la alta concentración del ecosistema biotecnológico en la zona central del país. No obstante, durante los últimos años ha crecido el reconocimiento del potencial de los ecosistemas regionales como motores de desarrollo, aunque persisten brechas que limitan su consolidación.
“En varios territorios, la fragmentación continúa siendo alta y la masa crítica de actores insuficiente para sostener procesos de innovación de manera continua. A ello se suma la escasez de intermediarios especializados, lo que debilita la conexión entre conocimiento e industria. Finalmente, aún falta una visión sistémica compartida que permita alinear esfuerzos regionales y nacionales bajo una estrategia coherente con las particularidades de cada territorio”, agregó la directora ejecutiva del CBT.
El estudio también evidencia que, para que la biotecnología se convierta en un motor real de desarrollo, el país debe avanzar en infraestructura especializada, talento técnico y marcos regulatorios que acompañen el ritmo de la innovación. Asimismo, se requiere fortalecer la conexión con ecosistemas internacionales que ya dominan etapas clave como el escalamiento y la validación tecnológica.
Desde el CBT plantean que esta nueva etapa dependerá de la capacidad de Chile para transformar su base científica en soluciones que puedan crecer, competir y generar impacto económico y social, a nivel nacional y global.



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