El acuerdo busca convertir el 30% de los océanos en áreas protegidas para 2030, abordar el uso sostenible de recursos genéticos marinos y garantizar un reparto equitativo de beneficios.
ratificación
Este tratado, clave en la gobernanza oceánica global, regula los recursos genéticos marinos, la distribución equitativa de beneficios, la creación de áreas marinas protegidas y la transferencia de tecnología
