Mundoacuicola

Revista de Acuicultura.

Niveles de piojo de mar podrían ser más altos en mayores profundidades

Estudio noruego detecta larvas de piojo de mar en aguas profundas y pone en duda la eficacia de las jaulas sumergibles usadas por la salmonicultura.

Una nueva hipótesis científica plantea que los niveles de piojo de mar (Caligus rogercresseyi) podrían ser mayores en aguas profundas que en la superficie, poniendo en entredicho una de las estrategias más difundidas en la industria salmonera: el uso de jaulas sumergibles para evitar infecciones parasitarias.

La investigación fue desarrollada por el Instituto Noruego para la Investigación de la Naturaleza (NINA) y la Universidad Noruega de Ciencia y Tecnología (NTNU). Sus primeros hallazgos apuntan a la posibilidad de que exista una mayor presencia de piojos de mar infectando a los peces en profundidades mayores, lo que podría modificar los supuestos que han impulsado la adopción masiva de sistemas submergibles.

En palabras de Frode Fossøy, investigador senior de NINA, “En realidad, tenemos muy pocos datos sobre cómo se distribuyen las larvas del piojo del salmón en las masas de agua de distintos sistemas de fiordos. Simplemente no hemos tenido el equipamiento o la tecnología para realizar este tipo de estudios antes”. La escasez de datos, reconoce, ha limitado hasta ahora el entendimiento real de la distribución vertical de las larvas del parásito.

El estudio se basa en una innovadora metodología que utiliza trampas pasivas de piojos para filtrar agua de mar y recolectar plancton, incluyendo larvas de piojo del salmón. Mediante análisis genéticos, se calcula luego la densidad larval presente en distintas profundidades. Sin embargo, el propio Fossøy advierte una limitación clave: “Aún no hemos podido distinguir entre los distintos estadios larvales (náuplios y copépodos infectantes) usando análisis genéticos, así que no podemos decir si hay tantos copépodos infectantes en profundidad como en la superficie”.

Necesidad de ampliar el análisis

Esto significa que, si bien se han detectado larvas a mayores profundidades, no es posible aún determinar si se trata de estadios infectivos capaces de adherirse a los peces, o de fases más tempranas sin capacidad de infección. Por ello, los investigadores subrayan la necesidad de ampliar el análisis a más centros de cultivo y zonas geográficas, para verificar si esta tendencia se repite en otros contextos.

Desde el NCE Aquatech Cluster, organismo que busca articular al sector científico con la industria, se destacó el valor de esta herramienta para la toma de decisiones. “La metodología puede ser una herramienta útil para seleccionar nuevas ubicaciones. Investigaciones adicionales en colaboración con la industria también podrían revelar por qué la acuicultura en aguas profundas parece ser exitosa, a pesar de estos hallazgos”, señaló Kari Thyholt, integrante del clúster.

Pese a los resultados preliminares, la acuicultura en aguas profundas sigue mostrando buenos indicadores productivos, lo que abre nuevas preguntas sobre los mecanismos que estarían operando en ese entorno. Los investigadores apuntan a que futuras colaboraciones entre ciencia e industria serán claves para comprender el fenómeno con mayor precisión y mejorar las estrategias de control del piojo de mar de forma sostenible.