
En el marco del International Conference on Harmful Algae (ICHA 2025), realizado en Punta Arenas, la científica Clarissa Anderson, directora del Southern California Coastal Ocean Observing System (SCCOOS) y presidenta del IOC-SCOR GlobalHAB Scientific Steering Committee, encabezó el taller “Planning the Next Ten Years of GlobalHAB Science”, una instancia orientada a delinear la hoja de ruta científica que guiará las investigaciones internacionales sobre floraciones algales nocivas (HABs) durante la próxima década.
El encuentro reunió a representantes de instituciones de Oceanografía, Pesquerías y Salud Pública de más de veinte países, quienes revisaron los avances de la red GlobalHAB, sucesora del histórico programa GEOHAB, y debatieron los principales desafíos para el periodo 2025-2035.
Durante la sesión, Anderson presentó un documento preliminar de 75 páginas que resume los objetivos estratégicos del comité, abarcando seis áreas prioritarias: amenazas emergentes, seguridad alimentaria y salud humana, ecología y toxicología de los HABs, proliferaciones bentónicas, automatización y modelación predictiva, y estrategias de control y mitigación.
“La idea es construir un plan realista y participativo, basado en la experiencia de la comunidad científica global”, explicó Anderson. “Necesitamos definir cómo avanzar en observación, modelación y gestión, pero también cómo conectar la ciencia con los actores sociales y productivos”, señaló.
Diálogo internacional
La investigadora destacó la relevancia de fortalecer la cooperación con América del Sur, subrayando el aporte regional de Silvia Nascimento (Brasil) y Alejandro Clément (Chile), quienes participaron como panelistas para aportar perspectivas locales sobre monitoreo, transferencia tecnológica y gestión de datos en contextos de alta variabilidad climática.
Entre las principales metas del plan se incluye impulsar tecnologías de observación más accesibles y de bajo costo, mejorar la equidad en el acceso a información científica, consolidar bases de datos globales sobre eventos HAB, y fomentar sistemas de alerta temprana basados en inteligencia artificial y sensores en tiempo real. Asimismo, se busca promover la colaboración entre científicos, gobiernos, acuicultores y comunidades costeras para desarrollar soluciones conjuntas que reduzcan los impactos ecológicos y económicos de estos fenómenos.
Durante el taller, los participantes coincidieron en la necesidad de traducir el conocimiento científico en acciones concretas, planteando que el éxito del programa dependerá de la capacidad de los investigadores para generar evidencia útil para la toma de decisiones públicas y privadas.
“El desafío no es solo científico, sino también social y político”, concluyó Anderson. “Debemos aprender a co-construir soluciones con quienes enfrentan las floraciones algales en su vida diaria, desde los pescadores hasta las autoridades locales”.
El documento final de implementación será sometido a revisión internacional y se espera que sirva de guía para orientar los esfuerzos de investigación y cooperación de la red GlobalHAB 2025-2035, bajo el marco de la Década de las Ciencias Oceánicas de las Naciones Unidas para el Desarrollo Sostenible.



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