
Finalmente, el sábado 04 de marzo, los países de la ONU alcanzaron un acuerdo para establecer un tratado que proteja la altamar, un instrumento que se negociaba desde hace años y que expertos y organizaciones ecologistas consideran vital para salvar los océanos. El consenso llegó tras una maratoniana ronda de negociaciones que arrancó el pasado 20 de febrero y que tenía previsto su cierre para el viernes, pero que continuó durante toda la noche y la jornada del sábado, con más de 35 horas seguidas de discusiones, para limar las últimas diferencias.
Entre otras cosas, el texto sienta las bases para el establecimiento de zonas marinas protegidas, lo que debe facilitar que se cumpla la promesa internacional de salvaguardar al menos el 30 % de los océanos para el año 2030. “El barco ha llegado a la costa”, anunció la presidenta de las negociaciones, una agotada Rena Lee, para confirmar que había un consenso sobre el documento, una noticia recibida con una ovación por las delegaciones reunidas en la sede de Naciones unidas.
La adopción formal del tratado, sin embargo, tendrá que esperar algo más, hasta que un grupo de técnicos garantice la uniformidad de los términos utilizados en él y se traduzca a los seis idiomas oficiales de la ONU.
Algunos, entre ellos Rusia, dejaron la puerta abierta a reabrir alguna cuestión debido a que no habían podido revisar con detalle algunos puntos por las duras condiciones de las horas finales de la negociación y el hecho de que algunos de sus expertos ya habían dejado Nueva York.
“Este es un día histórico para la conservación y una señal de que en un mundo dividido, proteger la naturaleza y a la gente puede imponerse a la geopolítica”, señaló en una primera reacción Laura Meller, del grupo ecologista Greenpeace.
La contaminación, el cambio climático y las nuevas tecnologías que abren la puerta a la minería en el fondo de los mares y a una pesca más intensiva son según los expertos las principales amenazas para la altamar, que supone dos tercios del total de los océanos.
Pese a su enorme importancia para el planeta, hasta ahora estas aguas situadas a más 200 millas marinas de la costa y que son compartidas por todos los países han estado gestionadas bajo una serie de acuerdos y organismos internacionales sin una jurisdicción clara y sin coordinación.



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