Mundoacuicola

Revista de Acuicultura.

Chile avanza en diagnóstico y vacunas para enfrentar Tenacibaculum en salmones

En el FIRMA 2025, el investigador de INCAR, Dr. Rubén Avendaño-Herrera, expuso la evolución sanitaria del salmón en Chile y los desafíos crecientes que plantea Tenacibaculum.

En el XIII Foro Iberoamericano de Recursos Marinos y la Acuicultura (FIRMA) 2025, realizado en Santa Catarina, Brasil, el investigador principal de INCAR y académico de la Universidad Andrés Bello, Dr. Rubén Avendaño-Herrera, presentó un análisis detallado sobre la evolución sanitaria del cultivo de salmón en Chile y los desafíos que plantea la bacteria Tenacibaculum en la fase de engorda en mar. El especialista recordó que, desde fines de los años ochenta, la industria ha debido enfrentar la aparición periódica de nuevos patógenos que impactan la productividad y obligan a ajustar la regulación y las estrategias de control.

En su ponencia “Conocimiento y Estrategias en la Gestión de Enfermedades: Lecciones y retos en el cultivo de salmón en Chile”, Avendaño-Herrera revisó la trayectoria de la salmonicultura nacional, desde la introducción de los primeros salmones y el despegue productivo liderado por Fundación Chile, hasta la consolidación del país como segundo productor mundial. En ese recorrido, abordó el rol histórico de patógenos como Renibacterium salmoninarum, Piscirickettsia salmonis y Flavobacterium psychrophilum, junto con la crisis generada por el virus ISA en 2007, que motivó cambios profundos en la regulación sanitaria.

El investigador explicó que hoy la producción se organiza en dos grandes fases, agua dulce y mar, cada una con su propio perfil sanitario, y que el crecimiento de la biomasa ha ido acompañado de una presión creciente de enfermedades bacterianas. Mostró series largas de mortalidad donde se observa la irrupción de nuevos agentes cada cuatro años aproximadamente y enfatizó que esta dinámica obliga a combinar herramientas productivas, diagnósticas y regulatorias para sostener la competitividad del sector sin aumentar el impacto ambiental asociado al uso de antimicrobianos.

Tenacibaculum

En este contexto situó el caso de Tenacibaculum spp., bacteria filamentosa marina descrita por primera vez en 1979 y hoy presente en múltiples especies cultivadas, desde lenguados y doradas hasta Conger colorado y salmones. Avendaño-Herrera recordó que su experiencia con el género se remonta a su tesis doctoral en la Universidad de Santiago de Compostela, lo que le ha permitido avanzar en el aislamiento y caracterización de cepas en Chile, pese a la complejidad que supone trabajar con este patógeno en laboratorio.

El académico detalló que, en el país, Tenacibaculum se asocia a cuadros de lesiones ulcerativas en hocico, aletas y piel, con tropismo por tejidos ricos en calcio. Subrayó que estos signos clínicos pueden confundirse con otras enfermedades bacterianas, lo que durante años contribuyó a su subdiagnóstico en centros de engorda. A partir de 2016, el equipo de INCAR comenzó a documentar su presencia en salmones, describiendo al menos cinco de los ocho agentes patógenos reconocidos para tenacibaculosis a nivel mundial y seis especies dentro de las 38 reportadas globalmente, incluyendo Tenacibaculum salmonii, recientemente publicada y asociada a una fracción relevante de la mortalidad.

“Desde 2016 hasta 2024 hemos generado un volumen significativo de conocimiento en torno a la tenacivaculosis. Solo este año publicamos ocho artículos adicionales. Hemos descrito y optimizado PCR específicos, caracterizado la formación de biofilm, identificado proteínas externas de membrana involucradas en el proceso infectivo y analizado mecanismos de captación de hierro asociados a la anemia en los peces. También detectamos la presencia de la bacteria en Magallanes y en varias especies marinas, y avanzamos en la caracterización del proteoma para definir proteínas que podrían ser candidatos vacunales en eventuales desarrollos recombinantes”, indicó el académico.

Una parte central de la presentación se enfocó en el cambio de mirada regulatoria que supuso incorporar la tenacibaculosis en la clasificación oficial de mortalidad de Sernapesca. Antes de 2018, explicó, la mayor parte de las muertes en agua de mar se atribuía a Piscirickettsia salmonis.

Tras años de trabajo científico, la autoridad sanitaria incorporó Tenacibaculum en la ficha de clasificación de mortalidad y, con ello, comenzaron a observarse porcentajes crecientes de casos atribuidos a este agente. Según los datos presentados, la participación de la tenacibaculosis en la mortalidad total aumentó de cifras de un dígito en 2018 a niveles superiores al 30 por ciento en 2020 y 2021, en paralelo a una reducción de los casos clasificados como piscirickettsiosis.

Uso de antimicrobianos

Otro eje de la charla fue el vínculo entre diagnóstico, uso de antibióticos y desarrollo de alternativas. Avendaño-Herrera recordó que la salmonicultura chilena ha llegado a utilizar del orden de 351 toneladas de antimicrobianos en un año, concentradas mayoritariamente en la fase de engorda en mar, y que diversos programas público privados han buscado reducir esas cifras. Destacó que en agua dulce se logró una baja significativa gracias a la introducción de vacunas específicas, mientras que en mar persisten desafíos relevantes.

En el caso particular de Tenacibaculum, el académico advirtió sobre el uso de florfenicol en cuadros donde este fármaco no tiene efecto. Detalló ensayos de sensibilidad realizados con 55 aislados en condiciones estandarizadas, donde algunos requerían concentraciones mínimas inhibitorias equivalentes a dosis muy superiores a las aprobadas para salmónidos, lo que las vuelve impracticables desde el punto de vista farmacocinético y de imagen país.

Como alternativa, el equipo de INCAR evaluó tiamulina, antibiótico de uso médico veterinario exclusivo que no se emplea en medicina humana y que mostró valores de concentración mínima inhibitoria compatibles con dosis mucho más bajas en peces.

«El problema es que no está registrado para salmónidos, está registrado solamente para aves, pollo y pavo. Entonces lo que hay que hacer es estimular a la empresa farmacéutica para que haga los registros, genere los límites mínimos residuales y poder hacer la utilización. Hoy día se hace el uso extraetiqueta, 60% de lo que se usa de tiamulina en Chile es para controlar esta enfermedad«, indico.

El desarrollo de una vacuna

Más allá de las terapias, una parte relevante de la exposición se centró en el desarrollo de vacunas y en la comprensión de la diversidad antigénica de Tenacibaculum. “Hemos definido que existe un tipo 1, un tipo 2, un tipo 3 y un tipo 4, y que el que domina es el tipo 1 y tipo 2”. A partir de análisis genómicos del clúster del antígeno O y de la caracterización de aislados con distinta virulencia, el grupo ha propuesto combinaciones de cepas que podrían servir como base para vacunas más efectivas, evitando formular biológicos con aislados poco virulentos. El investigador destacó la reciente publicación de un prototipo de vacuna y avances complementarios en áreas como formación de biopelículas, mecanismos de captación de hierro y proteómica, que ayudan a identificar proteínas candidatas para eventuales formulaciones recombinantes.

Avendaño-Herrera insistió en que estas líneas de trabajo responden a una lógica de “ciencia útil”, orientada a generar conocimiento que se traduzca en cambios normativos, herramientas diagnósticas y soluciones concretas para la industria. En esa perspectiva, subrayó la necesidad de fortalecer el monitoreo sanitario, tanto a través de programas de vigilancia como mediante estrategias complementarias que permitan detectar patógenos emergentes antes de que se generalicen. Recordó que los agentes que hoy afectan a la acuicultura en el hemisferio norte terminan llegando al hemisferio sur y que, por lo mismo, es clave anticipar la llegada de nuevas enfermedades mediante el desarrollo temprano de métodos de diagnóstico.

El académico llamó también a revisar las prácticas productivas, considerando que el movimiento de peces entre centros contribuye a la dispersión y mezcla de genotipos bacterianos, y reiteró la urgencia de disminuir el uso de antimicrobianos a través de la combinación de vacunas, mejores diagnósticos, nuevos fármacos de uso veterinario exclusivo y medidas de manejo. En el plano internacional, mencionó el trabajo en la Organización Mundial de Sanidad Animal para definir listados de antibióticos apropiados para acuicultura, resguardando al mismo tiempo la salud pública y la sostenibilidad de los sistemas productivos.