Mundoacuicola

Revista de Acuicultura.

El microbioma como clave para la salud de los ecosistemas marinos

Dos estudios del Núcleo Milenio MASH muestran cómo los microbiomas marinos son clave para la adaptación a ambientes extremos y para evaluar la salud de los ecosistemas costeros.

Aunque invisibles a simple vista, los microorganismos que habitan el océano desempeñan funciones fundamentales para el equilibrio de los ecosistemas marinos. Bacterias y otros microbios forman conjuntos de comunidades conocidos como microbiomas, capaces de regular procesos tan diversos como el reciclaje de nutrientes, la adaptación al cambio ambiental y la estabilidad de hábitats costeros y bentónicos.

Dos investigaciones publicadas recientemente en revistas científicas internacionales ponen en evidencia la relevancia de estos microbiomas en contextos muy distintos, pero igualmente desafiantes: la Antártica y la Patagonia chilena. En ambos estudios participaron investigadoras e investigadores vinculados al Núcleo Milenio de Agronomía Marina de Algas (MASH), aportando una mirada integradora sobre el rol ecológico de los microorganismos marinos.

El primer estudio, liderado por la investigadora MASH Dra. Nicole Trefault (Centro GEMA – Universidad Mayor) analizó los microbiomas asociados a esponjas marinas antárticas, animales primitivos que viven en uno de los ambientes más extremos del planeta. Los resultados muestran que estas comunidades microbianas poseen funciones especializadas que permiten la adaptación al frío extremo, como proteínas de choque frío, sistemas antioxidantes y mecanismos de protección celular. Un hallazgo clave es que muchas de estas capacidades habrían sido adquiridas mediante transferencia horizontal de genes, un proceso evolutivo que permite a los microorganismos intercambiar información genética y adaptarse rápidamente a condiciones adversas.

Por otra parte, una segunda investigación desarrollada en la costa de la Patagonia chilena estudió el microbioma de los sedimentos marinos en zonas sometidas a intensa actividad acuícola. En este trabajo participó el investigador principal de MASH, Dr. Alejandro Buschmann y la Dra. July Z. Florez, -ambos del Centro i~mar de la Universidad de Los Lagos- junto a un equipo interdisciplinario. El estudio reveló que la presión antrópica no solo modifica la composición de las comunidades microbianas, sino también la forma en que estas interactúan entre sí.

En conjunto, ambas investigaciones destacan que el microbioma no es un componente pasivo del ecosistema, sino un actor central en la resiliencia marina, capaz de responder tanto a cambios naturales extremos como a impactos humanos sostenidos. Además, posicionan a las comunidades microbianas como bioindicadores tempranos del estado de salud de los ecosistemas, una herramienta clave para la conservación y la toma de decisiones en territorios costeros.

De acuerdo a la directora del Núcleo Milenio MASH, Carolina Camus, estos avances “refuerzan la importancia de integrar la dimensión microbiana en el estudio y gestión de los sistemas marinos, ampliando la comprensión de cómo el océano funciona como un todo interconectado, desde los grandes bosques de macroalgas hasta los microorganismos que los acompañan».