
El académico Jorge León Muñoz, investigador de la Universidad Católica de la Santísima Concepción y del Centro Interdisciplinario para la Investigación Acuícola (INCAR), advirtió sobre la necesidad de que la industria salmonicultora destine recursos a la conservación de cuencas hidrográficas, con el fin de asegurar la sostenibilidad futura de la actividad.
En conversación con Mundo Acuícola, el investigador explicó que la salmonicultura es una de las industrias más extendidas territorialmente del país. “Esta debe ser la industria que ocupa más territorio y maritorio. O sea, va del 36° Sur hasta el 53 o 54° Sur. Ni la minería ocupa un espacio tan prolongado. Por eso va a estar sujeta a diferentes variabilidades climáticas, está sujeta a diferentes paisajes e interactúa con diferentes actividades a lo largo del territorio”, señaló.
León precisó que, aunque Chile posee una abundante disponibilidad de agua, el cambio climático reducirá su presencia en las cuencas y estuarios, lo que exigirá nuevos enfoques de gestión. “Mi mensaje no es que el panorama sea negativo. Mi mensaje es que en Chile y en la zona centro-sur y Patagonia hay suficiente agua, hay mucha agua. El punto es que va a haber menos agua, y eso es así. Entonces la industria no puede seguir pensando que va a cultivar en un ambiente tan favorecido, sino que debe adaptarse a estos patrones de cambio y destinar recursos a proteger las cuencas, que son las que proveen estos excelentes niveles de calidad y cantidad de agua”, advirtió.
Prevención de incendios
Consultado sobre cómo debería expresarse esa inversión, el investigador fue enfático: “Las cuencas necesitan dinero para ser conservadas. Si no hay conservación, otras actividades productivas ingresan o esta zona es degradada. Hay que invertir, por ejemplo, en ofrecer a los propietarios alternativas de desarrollo más sustentables o en prevenir eventos extremos. El más importante son los incendios forestales. Un incendio forestal puede arrasar con cuencas pequeñas y gran parte de cuencas grandes. En zonas como Patagonia, combatir estos incendios es súper difícil”.
Agregó que la industria puede asumir un rol activo en la prevención y manejo de emergencias ambientales. “La industria puede financiar algunas de estas acciones para estar preparada en caso de que acontezca algún incendio forestal y prevenir que sus unidades productoras de agua dulce sean afectadas significativamente”, indicó.
Viabilidad futura de la actividad
El académico sostuvo que aún no existe una conciencia suficiente sobre esta necesidad. “La industria tiene que reconocer que ella solamente es viable porque se inserta en un paisaje donde aún las cuencas están bien conservadas, generan grandes volúmenes de agua dulce de alta calidad, ingresan a un sistema costero y generan condiciones estuariales únicas. Ese beneficio hasta ahora no tiene un costo asimilado por la empresa, pero es un servicio ecosistémico”, explicó.
Finalmente, el investigador subrayó que invertir en conservación también fortalece la relación de la salmonicultura con las comunidades. “En el futuro los servicios ecosistémicos van a tener que ser pagados, y qué mejor que empezar antes. Incluso socialmente, la industria sería mucho más aceptada si invierte en conservar el ambiente donde produce. Es un círculo virtuoso; no debería no estar dispuesta a eso”, concluyó.



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