Mundoacuicola

Revista de Acuicultura.

Dra. Alicia Gallardo instó a reforzar la cooperación científica para una acuicultura resiliente

Durante LACQUA 2025, la presidenta de la Comisión de Normas Sanitarias para los Animales Acuáticos de la Organización Mundial de Sanidad Animal (OMSA) abordó los desafíos globales de la salud animal frente al cambio climático, destacando la vigilancia temprana, la bioseguridad y el liderazgo político como ejes de resiliencia.

La doctora Alicia Gallardo abrió su charla magistral en LACQUA 2025 con un diagnóstico directo: el cambio climático ya está modificando las temperaturas del agua, la composición de especies pelágicas y la frecuencia de eventos como floraciones algales, incrementando el riesgo sanitario para la acuicultura. Gallardo es Presidenta de la Comisión de Normas Sanitarias para los Animales Acuáticos de la OMSA, integrante del Grupo de Trabajo de la FAO sobre bioseguridad en acuicultura, consultora FAO en bioseguridad acuática y asesora del Centro CASA para el manejo de antimicrobianos.

Recordó que en 2019, durante la Tercera Conferencia Global de Sanidad Animal Acuática de la entonces OIE (hoy OMSA) realizada en Chile, se consensuaron cinco líneas que hoy siguen plenamente vigentes: vigilancia con detección temprana, bioseguridad, uso prudente de antimicrobianos, adhesión a normas internacionales y un enfoque de sostenibilidad que vincule la producción con la calidad de vida. Desde entonces, la OMSA ha desplegado una estrategia con cuatro pilares: normas, desarrollo de capacidades, liderazgo y resiliencia, incorporando nuevos capítulos sobre movimiento de ornamentales y guías prácticas para emergencias y vigilancia sanitaria.

“Si detectamos tempranamente una enfermedad emergente podemos tomar acciones oportunas. Hoy la bioseguridad forma parte de las estrategias nacionales y de los centros acuícolas en distintos países de la región. El uso prudente de antimicrobianos también es esencial para proteger la producción y la salud pública”.

Apoyada en cifras de FAO 2024, subrayó que por primera vez la acuicultura supera a la pesca extractiva en producción mundial y que América ya bordea los 5 millones de toneladas, con Sudamérica como motor regional. Esa expansión amplía el mapa de amenazas: cada dos años la OMSA identifica dos o tres enfermedades nuevas en animales acuáticos. “Las co-infecciones y los cambios de susceptibilidad complican la gestión sanitaria. Necesitamos listas nacionales de enfermedades prioritarias, investigación dirigida y medidas preventivas que reduzcan el estrés de los animales.”

Prioridades

Gallardo detalló los desafíos prioritarios para la región: bienestar animal en peces de cultivo, prevención mediante vacunas y autovacunas, diagnósticos tempranos (incluido el uso de ADN ambiental), evaluación de riesgos ambientales, aplicación de inteligencia artificial para la detección de enfermedades, control bacteriano con alternativas a los antimicrobianos, bioseguridad en pequeños productores y esquemas de co-manejo que integren agroacuicultura y bosques. En ese marco, subrayó la necesidad de fortalecer la capacidad diagnóstica en distintos niveles, desde la observación clínica y la necropsia hasta la histopatología y la biología molecular, junto con el reporte transparente y el análisis de riesgo en toda la cadena productiva.

El gran punto es cómo detectamos antes. Con datos ambientales, diagnóstico escalonado y modelos de riesgo podemos decidir más rápido y mejor. Prevenir siempre es mejor que curar

Herramientas de la FAO a disposición

Gallardo mencionó tres herramientas desarrolladas por la FAO para fortalecer la gestión sanitaria y productiva: la Guía para una Acuicultura Sostenible, el Manual para el Desarrollo de Sistemas de Co-manejo Acuícola y la Guía para la Aplicación de la Bioseguridad en Acuicultura. También destacó la Guía de Manejo Progresivo para la Bioseguridad Acuícola, que permite a los países evaluar sus sistemas nacionales, identificar brechas y construir estrategias de sanidad con planes de acción. Señaló que Perú ya ha implementado este modelo en el sector camaronero.

La reducción del uso de antimicrobianos seguirá bajo escrutinio internacional, por lo que propuso alternativas (probióticos, prebióticos, dietas fortificadas) y reforzar vacunación y autovacunas; la OMSA trabaja en recomendaciones para asegurar su calidad y seguridad, y en identificar enfermedades prioritarias donde promover su uso.

Bienestar animal

En el espacio de preguntas, Gallardo se refirió a los estudios de costo beneficio, actualmente en desarrollo en Perú y Sri Lanka, y a la gestión espacial como requisito previo para definir densidades y redistribución productiva, en coherencia con los principios de co-manejo. Tras la plenaria, en conversación con Mundo Acuícola, destacó la importancia del liderazgo político y de las capacidades técnicas: “El liderazgo fija la hoja de ruta, la coordinación regional acelera los aprendizajes y el factor humano, con recursos, experiencia y voluntad política, es determinante”. También enfatizó el bienestar animal como base de la resiliencia productiva, destacando experiencias en camarones que han mejorado la eficiencia y la supervivencia mediante buenas prácticas de manejo y control del agua.

En su conclusión, Gallardo llamó a sostener una acción conjunta entre países y sectores, con alianzas público privadas que fortalezcan la colaboración entre autoridades, academia e industria. Subrayó que solo la coordinación y la comunicación permanente permitirán avanzar hacia una acuicultura verdaderamente resiliente y sostenible.

Cerró su exposición con una cita de la primatóloga Jane Goodall: “If each one of us does our bit, together we can truly make a difference”, recordando que solo el trabajo conjunto permitirá una acuicultura realmente sostenible.