
La presentación de Leonora Lysglimt Rodland, representante de Noruega en Miss Universo, generó un inusual cruce entre moda, gastronomía y proyección internacional. La concursante desfiló con un traje que imitaba a un salmón y que abrió para mostrar la carne anaranjada y las espinas internas del pez. El gesto, pensado para destacar a uno de los productos más emblemáticos de su país, primer productor mundial de salmón y con Chile en el segundo lugar, produjo reacciones divididas y abrió un debate sobre identidad, imagen país y salmonicultura.
Entre quienes comentaron el episodio estuvo el gerente general de Camanchaca, Ricardo García Holtz, quien valoró el vínculo cultural que Noruega ha construido en torno a este recurso. “Hace ya más de 10 años que varias empresas del salmón nos encontramos fortaleciendo la marca Salmón de Chile en nuestros dos principales mercados, Estados Unidos y Brasil. Y en el primero, también hacemos defensa cuando alguna ONG bien financiada por multimillonarios americanos filtra ataques en algún medio”, señaló.
El ejecutivo añadió que el desfile lo llevó a reflexionar sobre cómo Chile proyecta su propia identidad en torno al salmón. “Noruega lleva también muchos años, con un presupuesto mucho mayor, pero debo admitir que la noticia que mostró a su representante en el concurso Miss Universo desfilando con un traje que imitaba a un salmón me descolocó. Más allá del hito de la nueva alta costura marina nórdica, me quedé reflexionando sobre algo más profundo: la identidad del país con el salmón y cómo este lo representa en distintos foros”, dijo.
La salmonicultura, motor de desarrollo
García destacó el rol de la salmonicultura en el desarrollo del sur austral. “El salmón de Chile es el principal motor productivo del sur austral, el segundo producto en exportaciones superado solo por el cobre, el que ciertamente es muy útil pero no tan sabroso ni nutritivo. Siento que tenemos una brecha aún para que los chilenos estemos tan orgullosos de nuestro salmón”, afirmó.
También señaló que el sector ha avanzado en sostenibilidad, innovación y eficiencia, pero aún carece de un relato que conecte emocionalmente con la ciudadanía. “Los alimentos del mar debiesen formar parte de nuestra identidad, y esa es una labor colaborativa a la que tienen que invitar las industrias del sector. Han avanzado mucho en sostenibilidad, innovación, eficiencia sanitaria y calidad de procesos, pero les falta el relato épico”, indicó.
La discusión se enmarca en un contexto donde distintos países buscan posicionar su identidad a través de sus productos. En ese sentido, García planteó una reflexión final. “El proponer que nuestras representantes desfilen con un traje de salmón no sé si sume al concurso, la noruega no salió elegida, pero sí reflejaría orgullo e identidad con el mar, que cubre tan grande extensión de Chile. ¿Nos falta un traje? Pienso que no, pero sí nos falta un relato épico, que no solo exporte capacidades productivas, sino también cultura, reputación y prosperidad futura”, concluyó.



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