
La salmonicultura en la Región de Magallanes ha transitado desde experiencias pioneras en los años 80 hasta consolidarse como un sector estratégico de la economía regional y nacional. Sus inicios, marcados por proyectos experimentales de Fundación Chile y la creación de Salmotec S.A., enfrentaron condiciones adversas, pero aprovecharon las ventajas naturales de aguas frías, limpias y con baja incidencia de enfermedades. Durante las primeras décadas, la actividad avanzó lentamente, limitada por la lejanía, la falta de infraestructura y un número reducido de concesiones. Sin embargo, a partir de 2016 experimentó un crecimiento
acelerado, alcanzando un récord de 180.000 toneladas en 2021, aunque hoy se mantiene en torno a 100.000–110.000 toneladas, equivalentes al 10% de la producción nacional. Actualmente, la industria genera más de 7.000 empleos directos e indirectos y representa cerca del 50% de las exportaciones regionales, con un aporte significativo al PIB local. Pese a su consolidación, enfrenta desafíos relevantes: limitaciones logísticas y portuarias, regulaciones ambientales estrictas que restringen nuevas concesiones y la necesidad de fortalecer la relación con las comunidades. No obstante, la salmonicultura en Magallanes se perfila como un polo de desarrollo sustentable y de innovación, respaldado por estándares internacionales de sostenibilidad, con potencial para impulsar un nuevo clúster productivo que articule empresas, proveedores y servicios en torno a una industria de proyección global.



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