Demanda global de salmón duplica ritmo de crecimiento de la oferta

La industria global del salmón enfrenta una etapa de crecimiento más acotado, marcada por restricciones operativas, presión regulatoria, desafíos sanitarios y una disponibilidad limitada de nuevas zonas aptas para cultivo. Así lo establece el Salmon Farming Industry Handbook 2025, publicado por Mowi, que cada año entrega una radiografía técnica y económica del sector acuícola a nivel mundial. El documento, de más de 120 páginas, recorre los principales indicadores productivos, financieros, sanitarios y ambientales del salmón de cultivo, con foco en Noruega, Chile, Escocia, Canadá, Islas Feroe e Irlanda.

El informe entrega cifras sobre el crecimiento sostenido de la oferta de salmón Atlántico, que ha aumentado un 534 % desde 1995, con un crecimiento promedio anual del 7 %. Sin embargo, esta tendencia se ha desacelerado: entre 2015 y 2024 el aumento fue de apenas un 2 % anual, y Mowi proyecta que entre 2024 y 2029 el crecimiento se mantendrá relativamente estable en torno al 3 % anual.

Según detalla el documento, esta moderación se debe a que la industria ha alcanzado niveles de producción que presionan los límites biológicos del sistema. Por ello, el crecimiento futuro requerirá algo más que la acción conjunta entre productores y reguladores. Se necesitarán avances en tecnología, el desarrollo de productos farmacológicos más efectivos, la adopción de soluciones no farmacológicas, mejores marcos regulatorios y una mayor cooperación entre empresas.

El informe advierte que un crecimiento acelerado sin estos elementos puede deteriorar los indicadores biológicos, elevar los costos y afectar negativamente la producción.

En el caso de Chile, el documento informa que existen aproximadamente 1.360 licencias comerciales para el engorda de salmón Atlántico, trucha y coho, pero solo 385 licencias se encuentran en operación. Asimismo, las 10 principales compañías concentran el 90 % del total de licencias, lo que da cuenta de una estructura altamente concentrada.

Indicadores de eficiencia y sostenibilidad

El salmón cultivado se posiciona como una de las proteínas animales más eficientes desde el punto de vista productivo y ambiental. Su índice de conversión alimenticia (FCR) —es decir, la cantidad de alimento necesaria para generar un kilo de salmón— es de 1,2, muy inferior al del vacuno (8,0), el cerdo (3,9) y el pollo (1,9).

Además, presenta una retención proteica del 28 %, lo que indica que genera más proteína comestible por unidad de proteína ingerida que el cerdo o el ganado.

En términos ambientales, el Blue Food Assessment y SINTEF señalan que el salmón cultivado emite 5,1 kg de CO₂ equivalente por kilo de producto comestible, una cifra mucho menor que la del pollo (8,4 kg), el cerdo (12,2 kg) o la carne de vacuno (39,0 kg). Sustituir proteínas de origen terrestre por pescado puede, por tanto, reducir significativamente la huella de carbono personal de los consumidores.

En conjunto, estos indicadores posicionan al salmón como una alternativa nutricionalmente eficiente y ambientalmente competitiva.

Oferta, precios y desafíos futuros

Entre 2014 y 2024, el valor global del mercado del salmón creció un 98 %, mientras que el volumen lo hizo en un 27 % en el mismo período. Esta diferencia refleja una valorización sostenida del producto y una demanda subyacente sólida.

Desde Mowi advierten: “Esperamos que el déficit estructural de oferta persista en los próximos años, con un crecimiento proyectado de la producción global de alrededor del 3 % anual, mientras que la demanda sigue aumentando aproximadamente un 7 % por año, lo que genera una dinámica favorable entre oferta y demanda para la industria del salmón”.