
Con el inicio de la época estival son miles de veraneantes quienes concurren a los sectores costeros de nuestro país a pasar sus vacaciones. Es en esta temporada que, también, las lobas marinas comienzan su temporada de pariciones de crías, las que en determinadas ocasiones se ven en grave riesgo de heridas y muerte, principalmente, por la imprudencia humana.
Los lobos marinos son una especie protegida junto con pingüinos, tortugas marinas, cetáceos y otros mamíferos marinos como elefantes marinos, focas, chungungos o huillines. Pero es en verano donde se observa un alza de eventos de varamientos y/o mortandad de crías, siendo una de las causas el fuerte oleaje de nuestras costas que las precipita fuera de las loberas, pero también el hostigamiento de personas que se suben a los roqueríos, molestan, persiguen o manipulan a estos ejemplares generando estampidas que terminan en varamientos.
Al respecto Ricardo Sáez, Encargado de la Unidad de Conservación y Biodiversidad indicó que tanto para esta especie como para el resto de fauna marina “lo importante es no molestarlos, mantener las distancias seguras de avistamiento, no alimentarlos, ni manipularlos y alejar a mascotas, como perros o gatos, que puedan atacarlos”. Además, añadió que “si bien todas estas especies pueden varar, en el caso de lobos marinos y elefantes marinos pueden hacerlo para descansar o mudar piel y solo deben dejarlos tranquilos, con la excepción de los cachorros recién nacidos, que ante un varamiento requieren una intervención y rescate para devolverlos a su lobera de origen, tal como sucede con las tortugas marinas y cetáceos que requieren de ayuda profesional, debiendo comunicarse con Sernapesca al 800 320 032″.
Estas mismas recomendaciones se aplican para quienes realizan tours de avistamiento de fauna en el mar sumándose las distancias de observación desde embarcaciones que son de 50 metros para aves y mamíferos marinos, tortugas marinas y cetáceos menores, 100 metros para cetáceos mayores como cachalotes o ballenas jorobadas y 300 metros en el caso de la ballena azul, siendo la única excepción la ballena franca austral que, dado su estado crítico de conservación, solo puede avistarse desde tierra.
Cabe destacar que en Chile es ilegal no cumplir con estas distancias mínimas de observación, así como acosar, alimentar, capturar o matar cetáceos, lobos de mar, focas, nutrias marinas, tortugas marinas o pingüinos con multas que van desde los 3 a los 300 UTM.



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