Mundoacuicola

Revista de Acuicultura.

Pablo Zeballos: «El robo de salmón es una economía ilícita»

El consultor internacional y experto en crimen organizado, Pablo Zeballos, analiza cómo el robo de salmón se articula como economía criminal y advierte sobre el rol de la demanda y las estructuras que la sostienen.

Pablo Zeballos, consultor e investigador en crimen organizado transnacional, economías ilícitas, gobernanza extralegal y terrorismo, plantea que el robo de salmón debe entenderse como una economía ilícita compleja, con múltiples niveles operativos y vínculos que van desde la identificación de blancos hasta el destino final de la mercancía. En conversación con Mundo Acuícola y desde su trabajo de campo y análisis comparado en la región, advierte que la transformación del fenómeno en una actividad articulada por estructuras criminales complica su detección y respuesta.

“Bueno, yo creo que el robo del salmón es una economía ilícita, hay que entenderla de esa forma, una economía criminal ilícita que tiene diferentes niveles, desde los ejecutantes del robo, pero que previo a eso tienen niveles de identificación de blancos, inteligencia previa, infiltración de empresas, la ejecución del robo y también el destino final del producto robado.”

¿Cómo operan estas redes criminales?

Zeballos describe una tendencia regional donde grupos consolidados buscan apropiarse de economías ilícitas preexistentes mediante subcontratación o cooptación de redes locales; ese proceso, dice, eleva la capacidad operativa delictual y dificulta las respuestas convencionales de persecución. Para el investigador, un efecto clave es la integración de esos recursos robados a mercados formales o a circuitos de exportación, lo que exige abordar no solo la fase delictual sino el conjunto de cadenas logísticas y comerciales.

Lo que estamos observando hoy día en Chile y en América Latina es que los grupos de estructuras criminales consolidadas, de crimen organizado, están buscando economías ilícitas para tomar el control de esa economía. No necesariamente con su gente, sino subyugando, subcontratando o utilizando a los grupos que ya se dedican a esto y ese es el riesgo.”

Ante la pregunta sobre dónde apuntar para desarticular la cadena criminal, Zeballos subraya la centralidad de la demanda y del rastro económico: mientras exista un mercado comprador, existirá oferta que incentive la captura y el traslado ilícito de productos. Por eso defiende avanzar desde la investigación de campo hacia la trazabilidad comercial y el análisis financiero que permita identificar a los actores superiores que encargan y blanquean la mercancía.

Yo creo que hemos estudiado mucho las estructuras criminales dedicadas al robo, pero se ha estudiado poco el destino de quien está comprando ese salmón. Mientras exista una demanda, va a existir una oferta para ejecutar el robo.”

Zeballos plantea que una estrategia eficaz requiere integrar medidas de prevención en origen, control en tránsito y fiscalización del destino final, combinadas con cooperación público-privada y mecanismos de inteligencia financiera. Señala asimismo la necesidad de medir el fenómeno con datos longitudinales y de articular políticas que reduzcan la vulnerabilidad de los actores legítimos, transportistas, plantas y pequeños comercializadores. frente a redes organizadas.