
En la salmonicultura, aunque la fase de engorda en el mar recibe mayor atención, el futuro de los peces se define en agua dulce, donde se desarrolla la robustez de los smolts, esencial para la factibilidad biológica y económica del ciclo. Desde la incubación de las ovas hasta la esmoltificación, esta etapa de 8 a 14 meses depende de factores como nutrición adecuada, manejo sanitario y control de estrés, asegurando bajas mortalidades y peces preparados para la vida marina. La alimentación específica por etapas y el suministro adecuado de oxígeno son fundamentales, junto con el uso de fotoperiodos controlados y tecnologías de acuicultura de precisión, que optimizan crecimiento y bienestar.
En Chile, más de un centenar de pisciculturas operan principalmente en Los Lagos, La Araucanía, Los Ríos y Biobío, donde la mortalidad promedio se mantiene en torno al 4,8%, pese a la persistencia de enfermedades como flavobacteriosis y BKD. Los sistemas RAS, aunque minoritarios, permiten un mayor control sanitario y ambiental. Proveedores de genética, dietas, equipamiento y monitoreo digital constituyen un ecosistema de innovación que sostiene la productividad, mejorando la calidad de los smolts y reduciendo el impacto ambiental. La investigación aplicada en agua dulce refuerza el control sanitario y respalda decisiones productivas que determinan el éxito de las fases posteriores del ciclo del salmón.



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