
Desde el sur de Chile, la industria salmonera volvió a reunir a los principales líderes del mundo productivo, académico y ambiental, en una nueva versión del Salmón Summit realizada el 22 de julio en el Teatro del Lago. El encuentro, organizado por SalmonChile y las empresas del sector, no solo abordó la coyuntura de la salmonicultura, sino que propuso una mirada estratégica sobre su rol como motor de desarrollo territorial, innovación y sostenibilidad para las próximas décadas.
A lo largo de dos paneles temáticos, dedicados a la consolidación de un polo mundial de innovación en el sur y a la compatibilización entre desarrollo económico y medio ambiente, expertos coincidieron en la necesidad de proyectar el potencial de la industria bajo una visión de largo plazo, con gobernanza compartida, diálogo abierto y evidencia científica.
El primer panel, titulado “Cómo consolidar un polo mundial de innovación en el sur de Chile”, convocó a referentes del ecosistema emprendedor, empresarial y tecnológico para discutir cómo transformar al sur austral en un polo de innovación global. La conversación comenzó con una revisión del impacto histórico de la salmonicultura en las regiones, destacando su capacidad de articular nuevas industrias, infraestructura pública y capital humano especializado.
Cuatro C’s
En ese contexto, María Fernanda Soza, directora ejecutiva de ChileMass, propuso mirar las condiciones del territorio con otros ojos. “Tenemos que apalancarnos en esas cuatro C: conocimiento práctico, capital humano, conectividad y calidad de vida. Eso es lo que atrae talento”, afirmó durante su intervención. A su juicio, el desafío está en superar las barreras culturales que frenan el crecimiento: “Tenemos que confiar en el de al lado y atrevernos a innovar. Abrir la mente hacia otras realidades y colaborar más”.
Rosario Navarro, presidenta de SOFOFA, planteó que el cambio debe comenzar desde la cultura organizacional. “Desde la innovación, necesitamos conectar desde el inicio con el mundo educativo. Acompañar a las nuevas generaciones y nutrir su capacidad de preguntar, aprender y desaprender”, dijo.
En conversación posterior con la prensa, destacó que muchas veces se observa la innovación como un proceso exclusivo de las grandes empresas, pero lo relevante es que se democratice: “La capacidad de innovar viene del cambio de mentalidad, de entender que el valor no está solo en lo que se produce, sino en cómo se produce y con quién se produce”. Añadió que “la salmonicultura está demostrando que en regiones también se puede crear conocimiento, tecnología y sofisticación”.
En una intervención provocadora, Julián Ugarte, fundador y director de Socialab, comparó el potencial del salmón con el papel del silicio en el desarrollo de Silicon Valley. “El salmón puede ser como el silicio del Valle de Silicon. De ahí se apalancan emprendimientos, como pasó con la robótica, nanotecnología, inteligencia artificial… el salmón puede ser un poco de eso acá en la alimentación”, explicó. Ugarte hizo un llamado a desregular, al menos en las primeras fases, para liberar el potencial creativo: “Antes de regular, primero debemos destrabar todo para convertirnos en los número uno y aprender en el camino”.
Los panelistas coincidieron en que la salmonicultura ha sido un catalizador de nuevas industrias en el sur, desde startups de biotecnología e inteligencia artificial hasta emprendimientos turísticos y soluciones en economía circular. Hoy, más de 4.000 pymes interactúan con el sector, muchas de ellas nacidas al alero de la cadena de valor del salmón. El desafío, según los expertos, es consolidar esa base y avanzar hacia una gobernanza público-privada que permita posicionar a las regiones australes como un hub global de innovación, con una hoja de ruta común y visión de largo plazo.
Desarrollo sostenible
La jornada continuó con el panel “Cómo compatibilizar desarrollo económico y medio ambiente”, instancia moderada por la gerenta de proyectos de SalmonChile, Marcela Bravo. El foco estuvo en los desafíos regulatorios, las metas de sostenibilidad a largo plazo y la necesidad de tender puentes entre productividad y conservación en la Patagonia.
La economista y exsubsecretaria de Hacienda, María Olivia Recart, planteó una crítica al actual enfoque del aparato estatal: “El Estado hoy se está pasando de rosca con la normativa porque no cree que las empresas puedan hacerlo bien. Esa es una pérdida de confianza que tenemos que restaurar”. Asimismo, recalcó la falta de visión estratégica a largo plazo: “Nosotros, con gran biología marina y oceanografía, no tenemos una proyección de nuestros océanos para los próximos 50 años. Estamos tarde”.
Desde el ámbito empresarial, Susana Jiménez, presidenta de la CPC, valoró el aporte de la industria salmonera al país: “Esta industria, que es pionera en el mundo, tiene que ser un orgullo para nuestro país porque genera empleo, innovación y tiene estándares de calidad tan altos como los del líder mundial”. Subrayó, además, que la regulación debe considerar el impacto productivo: “La mirada tiene que ser entendiendo que el desarrollo de estas industrias se hace con una regulación acorde y generando metas que nos hagan crecer en el tiempo y no estancarnos como han sido los últimos 10 años”.
Mirada de largo plazo
Francisco Solís Germani, director del proyecto Patagonia Chilena de The Pew Charitable Trusts, enfatizó que la conservación es una condición habilitante: “Sin Patagonia no hay salmón y sin conservación ni áreas protegidas saludables, tampoco está la Patagonia que hoy conocemos”. Frente al dilema ambiental-productivo, advirtió: “No podemos permitir que este debate obligue a las comunidades locales a tomar bandos, generando antagonismos en el territorio”.
Por su parte, el exministro de Medio Ambiente y actual director del Global Methane Hub, Marcelo Mena, remarcó la necesidad de sustentar las decisiones sobre áreas protegidas en datos y evidencia: “Cuando nosotros quisimos hacer el área protegida de Rapa Nui, ya había un trabajo de años por parte de Pew, y se hace un tremendo expediente donde se ponderan las implicancias”. Agregó que “es fundamental que se reconozca el valor de este tipo de industria en la creación de empleo y el bienestar, pero esto tiene que ser con una mirada de largo plazo”.
Desde el punto de prensa posterior al panel, tanto Mena como Jiménez coincidieron en la urgencia de mejorar los mecanismos de diálogo. La presidenta de la CPC señaló: “El país tiene que avanzar en regulaciones inteligentes, que promuevan la sostenibilidad pero que no ahoguen la inversión. Necesitamos una mirada conjunta, no una trinchera entre producción y conservación”.
Mena, en tanto, recalcó que “no se trata de detener el desarrollo, sino de conducirlo con inteligencia ambiental y compromiso ético. La salmonicultura puede y debe liderar ese camino si hay voluntad de transformación”.



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