
Expertos de la FDA, FAVET y Acuiestudios abordaron trazabilidad, cultura preventiva y nuevas regulaciones en seminario sobre inocuidad en productos del mar.
Con foco en la seguridad alimentaria de productos del mar, la Facultad de Ciencias Veterinarias y Pecuarias de la Universidad de Chile (Favet) celebró el viernes 6 de junio el seminario en línea “Desafíos de Inocuidad en Productos de la Pesca y Acuicultura”, actividad inscrita en el Día Mundial de la Inocuidad de los Alimentos 2025.
Más de 130 especialistas de gobierno, industria y academia siguieron la transmisión, subrayando la creciente relevancia del sector pesquero-acuícola para la salud pública y la seguridad alimentaria global.
Al abrir la jornada, la Dra. Alicia Gallardo —académica de Favet y presidenta de la Comisión de Animales Acuáticos de la OMSA— describió el giro de la disciplina hacia un enfoque colaborativo y de “One Health”: “Ya hemos dejado de trabajar en estanco, sino que ahora las tendencias son multisectoriales, interdisciplinarias, intergubernamentales, público-privada”.
También recordó que “la inocuidad es un desafío de todos. Los gobiernos, la industria, los productores, la academia y los consumidores, e incorporó el tema del cambio climático como nuevo factor de riesgo en la fase productiva.
Trazabilidad y regulaciones internacionales
El primer bloque estuvo a cargo de Gonzalo Ibáñez, International Regulatory Analyst de la FDA, quien presentó la regla final de trazabilidad derivada de la sección 204 de la Ley de Modernización de la Inocuidad Alimentaria (FSMA). La norma obliga a todos los actores que manejan alimentos listados como de “alto riesgo” a registrar Key Data Elements (KDE) en cada Critical Tracking Event (CTE) de la cadena.
“Los registros deberían ponerse a disposición de la FDA dentro de las 24 horas posteriores a una solicitud formal de la FDA” , puntualizó. Subrayó que los documentos podrán conservarse en papel o electrónicos, y deben conservarse durante dos años”.
Ibáñez precisó que el plazo de cumplimiento original, el 20 de enero de 2026, fue extendido hasta el 20 de julio de 2028: “Esto es positivo a mi manera de ver, porque proporciona a la industria el tiempo necesario para coordinar la aplicación eficaz de la norma y colaborar, según sea necesario, en los sistemas de rastreo”.
Trazabilidad en salmón
Durante la exposición mostró un caso piloto para salmón chileno que identifica KDE desde la jaula hasta el retail: número y ubicación de la jaula, fecha-hora de cosecha, pesaje y conteo en planta, asignación del Traceability Lot Code (TLC) y registro de cada envío.
“Mantener y compartir los códigos de trazabilidad del lote a lo largo de la cadena de suministro es fundamental para poder rastrear el movimiento de alimentos por código de lote” , señaló, recordando que EE. UU. planea adoptar la política Educate Before and While We Regulate” (educar antes y durante la regulación). Esto puede incluir el suministro de hojas informativas y las oportunidades de que las empresas hagan preguntas sobre la regla de trazabilidad de alimentos durante las inspecciones de rutina.
Sin embargo, dichas inspecciones de rutina en el marco de la norma de trazabilidad de los alimentos no comenzará antes del 2029, es decir, cuatro años más. Para ayudar a las empresas, la FDA ya dispone de una herramienta en español que guía sobre exenciones y requisitos de la Food Traceability List (FTL).
Ibáñez recomendó a los exportadores latinoamericanos, como Ecuador en camarones y Chile em salmones, comenzar por verificar si sus productos están en la FTL, identificar los CTE que ya documentan, diseñar un plan de trazabilidad compacto «de una o dos paginitas» y dialogar con proveedores y clientes sobre intercambio electrónico de datos.
Inocuidad en contexto global
El médico veterinario José Miguel Burgos, gerente general de Acuiestudios y ex director nacional de Sernapesca, conectó la trazabilidad con los nuevos riesgos regulatorios y de mercado. Recordó que la inocuidad dejó de ser un asunto de un departamento aislado y hoy “la cultura de la inocuidad abarca toda la cadena”. Explicó además que las exigencias privadas (IFS, BRC), los estándares públicos y la ciencia del consumidor avanzan a ritmos dispares.
Burgos enumeró casos históricos, como el verde malaquita en pisciculturas, para demostrar la necesidad de mirar la cadena de valor completa, incluido mantenimiento industrial, insumos veterinarios y materiales de empaque. Recomendó vigilar los foros SPS de la OMC, reforzar los laboratorios nacionales y profundizar el trabajo público-privado para anticipar límites de detección cada vez más bajos.
“El conversar con el privado es una necesidad, necesitamos trabajar juntos” , insistió, coincidiendo con Gallardo en que la gobernanza colaborativa es central para sostener mercados exigentes y consumidores informados.
En la ronda de preguntas, la audiencia consultó sobre la compatibilidad de la regla FSMA con el sistema chileno SIFA, la interoperabilidad de bases de datos y los impactos del cambio climático sobre patógenos emergentes.
Gallardo sintetizó que la meta —alineada con el lema «Ciencia en Acción» del Día Mundial— es construir una cultura de inocuidad alimentaria, apoyada en HACCP, análisis de riesgo y competencias técnicas continuas, “desde los insumos que llegan a un centro de cultivo hasta la venta para consumo interno o la exportación” . Al despedirse, invitó a los asistentes a mantener el diálogo técnico y subrayó que Chile debe seguir fortaleciendo su infraestructura regulatoria y analítica para conservar su reputación como proveedor fiable de productos del mar seguros y trazables.