Columna del Dr. Pablo Oyarzún investigador Centro de Investigación Marina Quintay UNAB y miembro de la Sociedad Chilena de Acuicultura.
«La acuicultura en Chile, a pesar de su indiscutible aporte económico y social, enfrenta un desafío crítico: la falta de diversificación. Nuestro país, reconocido por sus ventajas naturales para la producción acuícola, ha centrado su desarrollo en especies foráneas como los salmónidos, dejando de lado recursos nativos con alto potencial. Esta dependencia no solo representa un riesgo económico, sino que también limita nuestra capacidad de crecimiento.
La creciente demanda mundial de alimentos destaca a la acuicultura como una solución esencial para garantizar la seguridad alimentaria. Mientras que en la década de los 60 solo el 6% de los productos marinos provenían de esta actividad, hoy esa cifra supera el 50%. Este contexto ofrece a Chile una oportunidad única para posicionarse como líder en innovación y sustentabilidad acuícola. Sin embargo, esto requiere voluntades, inversión a largo plazo en investigación y el involucramiento del sector privado en el desarrollo de una acuicultura más diversa y resiliente.
Esta semana, en el marco del día de la acuicultura, se llevará a cabo el IX Congreso Científico de Acuicultura en Coquimbo. Este evento representa una valiosa oportunidad para reflexionar sobre las prioridades del sector y reforzar el intercambio de conocimientos que es tan valioso para la actividad. Necesitamos un plan estratégico que impulse la investigación, fomente el cultivo de especies nativas y abra nuevas oportunidades para el desarrollo. No podemos permitirnos desaprovechar el potencial natural de nuestras costas ni tampoco las altas capacidades humanas que tenemos. La diversificación acuícola no es solo una necesidad, sino una oportunidad para consolidar nuestro liderazgo y construir un futuro sostenible».
*Escrito por el Dr. Pablo Oyarzún Cabañas, investigador Centro de Investigación Marina Quintay (CIMARQ UNAB) y miembro de la Sociedad Chilena de Acuicultura.