
La medida tomada por el gobierno de Trump ya provocó una caída del 20% en la demanda, afectando al principal mercado del salmón chileno.
La imposición de un arancel del 10% a las exportaciones de salmón chileno a Estados Unidos está generando un impacto inmediato en la industria. Así lo afirmó el presidente de SalmonChile, Arturo Clement en entrevista con el diario El Mercurio. En la oportunidad, Clement advirtió que la demanda ya ha caído un 20% y que, de mantenerse la medida, las pérdidas podrían alcanzar los US$ 500 millones anuales.
“Somos, por lejos, el sector más afectado”, aseguró Clement. Actualmente, el 40% del salmón chileno se exporta a Estados Unidos, un mercado que importa un 90% de los productos del mar que consume, y del cual el 55% del salmón proviene de Chile. El segundo destino para Chile, muy por debajo, es Japón, con un 17%.
Además, el 80% de las exportaciones se realizan en formato fresco, por vía aérea. “Es un flujo diario que no se puede parar”, explicó. Por lo tanto, desde el sábado 5 de abril, toda la carga que ingresó a Estados Unidos debió pagar el nuevo arancel.
Causas
Consultado sobre los motivos de esta medida, Clement explicó que el gobierno de Estados Unidos estaría respondiendo a tres temas específicos: cuestionamientos a la protección de patentes industriales, especialmente en áreas farmacéuticas y semillas; la implementación de la reforma previsional chilena, particularmente la licitación de stock; y preocupaciones relacionadas con datos satelitales.
En cuanto a por qué se gravó al salmón y no a otros productos, Clement fue claro: “El salmón es una proteína suntuaria, cara. Estados Unidos puede vivir sin salmón. La madera que se usa allá es casi toda importada y una buena parte viene de Chile. Haberle aplicado un arancel era subir drásticamente los costos de construcción”.
De hecho, el cobre, la madera, la plata y el yodo quedaron exentos del arancel y representan el 43% de las exportaciones chilenas a EE.UU., mientras que el 57% restante quedó afecto al impuesto, siendo el salmón el rubro más relevante.
Mercados
Aunque Noruega —principal competidor— tiene un arancel más alto (15% a la fecha), Clement descartó que ello represente una ventaja para Chile. “No hay un beneficio en términos de precios relativos”, dijo, recordando que Noruega tiene solo el 16% del mercado estadounidense, mientras que Canadá, con 14%, está exento. Además, subrayó que la demanda ya venía debilitada por factores como la inflación y la incertidumbre económica en EE.UU. “Un alza de 10% en el producto va a hacer caer la demanda”, afirmó.
Según explicó, los clientes que compraban bajo modalidad spot (un 25% del total) dejaron de comprar de inmediato. “Dijeron: ‘no voy a comprar porque hay demasiada incertidumbre y si me subes el 10%, no sé si lo puedo traspasar; por lo tanto, prefiero parar’”. Incluso en otros mercados como Brasil, donde se intentó redirigir el producto, el precio cayó 4% por exceso de oferta. “Puedes postergar la cosecha dos semanas, pero no más. Entonces al final tienes que sacarlo y venderlo más barato”, explicó.
Respecto a Noruega, Clement reconoció que “están mucho menos afectados que nosotros, porque solo envían un 14% a EE.UU. y su principal mercado es Europa, que absorbe el 80% de su producción”.
Consultado sobre la posibilidad de desviar el salmón chileno hacia otros mercados, fue enfático: “No en el corto plazo”. Explicó que el costo de enviar producto fresco a Europa desde Chile es inviable frente al camión noruego: “Desde Oslo lo mandan por 20 centavos el kilo; nosotros tendríamos que mandarlo por avión, a US$ 2,5”.
Tampoco otros mercados emergentes han ofrecido una solución. “Hemos abierto mercados nuevos como Israel, China, pero también se cayó. Íbamos bien en Rusia, y ocurrió la guerra”, detalló. En cuanto a India, dijo que se trata de un país que no tiene una gran tradición de consumir pescado y donde no existe la infraestructura logística para la distribución de salmón en volumen. “No en seis meses ni en un año”, aclaró.
Sobre cómo enfrentar el alza de costos, señaló que las empresas no pueden traspasar el 10% al precio final: “Al final lo va a tener que absorber la empresa”.
«Aranceles invisibles»
En ese sentido, alertó que el arancel visibiliza un problema estructural más profundo. “Aquí tenemos aranceles invisibles que vienen afectando desde antes y que impactan más que el 10%: la ‘permisología’, las barreras burocráticas, las imposiciones medioambientales”. Añadió que esta crisis debería servir para impulsar un trabajo conjunto público-privado. “Tenemos que aprovechar esta oportunidad para que junto con el Gobierno y el sector privado hagamos de nuevo que la salmonicultura sea competitiva y podamos crecer para abordar el mercado mundial”.
Aunque reconoce avances en el diálogo con el Ejecutivo desde fines del año pasado, enfatizó que aún queda un año para avanzar en cambios estructurales.
Consultado por los caminos para revertir el nuevo impuesto, Clement indicó que se requiere actuar en colaboración: “Es un tema estratégico y se requiere de una unidad y una suerte de alineamiento entre sector público y privado. Y eso parte por ser prudente, usar las vías diplomáticas y trabajar en conjunto”.
En concreto, el Gobierno debe presentar a Estados Unidos una propuesta formal el 12 de junio. “Nos gustaría tener más urgencia, pero por el momento lo que debemos trabajar con el Gobierno es un caso sólido para presentarle a Estados Unidos más que apurarnos tanto. Armar un dream team para esto”.
Aunque considera poco probable que se revierta la licitación de stock ligada a la reforma previsional, estima que el tema de las patentes y propiedad industrial podría tener solución.
Fuente: Diario El Mercurio